La situación en Cuautitlán, Estado de México, refleja una crisis de suministro de agua que ha llevado a los residentes a tomar medidas drásticas para ser escuchados. La protesta del 13 de mayo, en la que habitantes de varios fraccionamientos bloquearon la carretera Melchor Ocampo-Cuautitlán, resalta el descontento de la comunidad ante la falta de acceso al agua potable.
Los manifestantes, que han estado enfrentando problemas de abastecimiento de agua durante más de 15 días, exigen una solución por parte de las autoridades locales. Según sus testimonios, el problema se agravó con la llegada de los Centros de Distribución (CEDIS) en la zona, que parecen haber alterado el suministro de agua para los residentes. Los vecinos afirman que sus propias fuentes de agua han sido desatendidas, mientras que se prioriza el abastecimiento de los CEDIS.
A pesar de que el gobierno local ha intentado mitigar la crisis enviando pipas de agua, muchos residentes consideran que estas son insuficientes y, además, costosas. Las quejas también apuntan a la falta de diálogo efectivo con las autoridades, que han respondido a la protesta con un despliegue policial en lugar de buscar soluciones concretas para el problema del agua.
Este conflicto pone de manifiesto no solo la lucha por un recurso vital, sino también las tensiones entre la comunidad y el gobierno local, lo que subraya la necesidad urgente de una solución sostenible para garantizar el acceso al agua potable en la región.