Washington, D.C. — La falta de consenso entre legisladores republicanos y demócratas en torno al nuevo presupuesto federal provocó el cierre parcial del gobierno de Estados Unidos, luego de no haberse aprobado un paquete de financiamiento antes del término del año fiscal, a las 23:59 horas (hora local) del miércoles 30 de septiembre.

El cierre afecta por ahora únicamente a servicios no esenciales, mientras que agencias como las fuerzas de seguridad, el ejército, aeropuertos y servicios de seguridad social mantienen sus operaciones, aunque sus empleados no recibirán salarios hasta que se logre un acuerdo presupuestario.

Durante las últimas horas previas al plazo límite, el Senado no consiguió los votos necesarios para avanzar en dos propuestas alternativas: un proyecto republicano que requería el apoyo de siete demócratas y una iniciativa demócrata que buscaba ampliar el financiamiento a programas de salud, como el Obamacare. Ambas fueron rechazadas.

Disputa por subsidios y recortes fiscales

Los demócratas condicionaron su apoyo a la renovación de subsidios del sistema de salud y a la eliminación de recortes introducidos por la administración de Donald Trump en su reforma fiscal. Sin embargo, los republicanos se niegan a negociar esos puntos hasta que se apruebe el presupuesto provisional.

“Queremos garantizar estabilidad para los ciudadanos, pero no a costa de comprometer nuestra agenda fiscal”, argumentaron desde la bancada republicana.

Incertidumbre por la duración del cierre

La gran incógnita es cuánto tiempo se prolongará el cierre. Aunque los efectos inmediatos son limitados, un bloqueo prolongado podría comprometer operaciones clave del Estado y afectar la economía nacional.

El antecedente más cercano se remonta a enero de 2019, cuando una disputa similar durante el primer mandato de Trump dejó al gobierno parcialmente cerrado por 35 días, el periodo más largo en la historia de EE. UU. En ese entonces, incluso la operación aérea en el aeropuerto LaGuardia de Nueva York fue interrumpida por falta de personal, lo que presionó al Congreso a alcanzar un acuerdo.

Por ahora, el cierre de 2025 refleja una nueva etapa de polarización legislativa en un escenario político marcado por tensiones entre prioridades fiscales, programas sociales y el rumbo de la administración republicana liderada por el presidente Donald Trump.